Científicos del CONICET en Argentina han identificado una mutación genética en mosquitos Aedes aegypti, responsables de la transmisión del dengue, que los hace hasta diez veces más resistentes a insecticidas. Este descubrimiento, realizado en el norte argentino, pone de manifiesto un desafío significativo en las estrategias de control de esta enfermedad, especialmente en zonas endémicas.
La mutación, denominada L1014F, afecta el canal de sodio de los mosquitos, el principal objetivo de los piretroides, un grupo de insecticidas ampliamente utilizados en fumigaciones. Según los investigadores, esta alteración genética permite que los mosquitos sobrevivan a concentraciones de insecticidas que anteriormente resultaban letales, complicando los esfuerzos para controlar las poblaciones del vector.
El hallazgo se basó en el análisis genético de mosquitos recolectados en provincias como Salta, Tucumán y Jujuy, donde las tasas de resistencia a insecticidas han aumentado significativamente en los últimos años. Los científicos advierten que esta resistencia podría extenderse a otras regiones, exacerbando los brotes de dengue y dificultando su prevención.
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Los expertos enfatizan la necesidad de diversificar las estrategias de control de mosquitos, incluyendo el uso de insecticidas con diferentes mecanismos de acción, así como métodos no químicos, como trampas biológicas y campañas de educación pública. «Este descubrimiento nos obliga a repensar nuestras tácticas de manejo del vector», señaló uno de los autores del estudio.
Además de las implicaciones para la salud pública, este estudio pone en evidencia la capacidad de adaptación de los mosquitos, considerados uno de los animales más mortíferos del mundo debido a las enfermedades que transmiten, como dengue, zika y chikungunya. Los investigadores subrayan que la resistencia a insecticidas es un problema global y que soluciones efectivas requerirán un enfoque internacional coordinado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había alertado sobre el impacto de la resistencia a insecticidas en la lucha contra enfermedades transmitidas por vectores. Este descubrimiento refuerza la necesidad de desarrollar nuevas herramientas, como larvicidas biológicos o mosquitos genéticamente modificados, para complementar las fumigaciones tradicionales.
Con más de 10 millones de casos de dengue registrados anualmente en el mundo, la identificación de esta mutación genética representa un avance crucial para entender cómo los mosquitos se adaptan a las intervenciones humanas. Este conocimiento será clave para diseñar estrategias más efectivas y sostenibles en la lucha contra esta enfermedad que afecta a millones de personas cada año.