La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrará este viernes una reunión de urgencia para analizar la nueva variante del SARS-CoV2 detectada en mayoritariamente en Sudáfrica. Se trata de la variante B.1.1.529, que pertenece al mismo linaje que alfa, y acumula 32 mutaciones en la proteína espiga, incluidas dos en un un área muy concreta de esa proteína, el sitio de corte de la furina.
Hasta ahora, esta variante ha sido identificada en Botswana, Sudáfrica y en un viajero de Hong Kong.
El director del Centro de Respuesta Epidemiológica de Suráfrica, Tulio de Oliveira, ha expresado a la cúpula de la OMS su preocupación por la propagación de esta variante, que ya supone el 90% de los casos detectados en el área de Johannesburgo.
Cualquier nueva variante puede ser susceptible de alterar la eficacia de las vacunas y amenazar el control de la pandemia. De Oliveira señala que hay motivos para pensar que esta variante tiene un alto grado de transmisión. «La cuestión fundamental que debe ser respondida es qué efectos tiene sobre la vacuna».
El responsable científico de la OMS, Soumya Swaminathan, ha señalado que la próxima reunión convocada permitirá calificar a esta variante como «de interés» o «preocupante«.
Mutaciones inherentes al virus
Que el coronavirus siga mutando y generando nuevas variantes está en la naturaleza de todos los virus. No todas las nuevas versiones tienen por qué representar un peligro añadido. Ni siquiera está demostrado que la presencia de determinadas mutaciones de manera aislada impliquen necesariamente una misma consecuencia de mayor infectividad o resistencia a anticuerpos en todas las variantes donde esté presente. El conjunto de mutaciones en una variante es la clave y hay que esperar para saber cómo funciona.