Tras el fallecimiento del Papa Francisco el 21 de abril de 2025, la Iglesia Católica se prepara para un nuevo cónclave que definirá el rumbo del Vaticano en una era marcada por tensiones internas, desafíos globales y un catolicismo cada vez más diverso. En los últimos meses, Edward Pentin, uno de los máximos especialistas sobre el Vaticano, armó una lista de quienes son los principales candidatos para ser el próximo Papa una vez que muera Francisco.
Entre los cardenales considerados «papables» destacan figuras que representan distintas corrientes ideológicas y regiones del mundo.
Uno de los favoritos es el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, de 67 años, actual Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización. Conocido como el «Francisco asiático», Tagle es apreciado por su carisma, humildad y enfoque en la justicia social. Su elección sería un guiño a Asia, donde el catolicismo sigue en expansión.
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Desde Italia, el cardenal Matteo Zuppi, de 69 años, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es otro candidato fuerte. Vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio, Zuppi ha destacado por su trabajo en mediación de conflictos y su compromiso con los más vulnerables, alineándose con la visión pastoral de Francisco.
En el ala más conservadora, el cardenal Robert Sarah, de 79 años, originario de Guinea, es una figura influyente. Ex Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Sarah es conocido por su defensa de la liturgia tradicional y su crítica a algunas reformas recientes. Su elección representaría un giro hacia una Iglesia más doctrinalmente rígida.
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Otro nombre que resuena es el del cardenal Pietro Parolin, de 70 años, Secretario de Estado del Vaticano. Con una amplia experiencia diplomática, Parolin ha jugado un papel clave en las relaciones internacionales de la Santa Sede, incluyendo negociaciones con China y Cuba. Su perfil moderado podría ser un punto de consenso entre diferentes facciones.
El cónclave, cuya fecha aún no ha sido anunciada, reunirá a cardenales de todo el mundo para elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica. La decisión final dependerá de múltiples factores, incluyendo la edad, experiencia, visión pastoral y capacidad de liderazgo de los candidatos. El mundo observa con atención este proceso que definirá el futuro del catolicismo en las próximas décadas.