Los Juegos Olímpicos de Tokio llegaron a su fin.
La capital japonesa despidió este 8 de agosto 17 días de pura emoción en una ceremonia de clausura que pone el broche de oro a las Olimpiadas «más extrañas» de la historia.
Los fuegos artificiales iluminaron el Estadio Olímpico de Tokio para marcar el comienzo de este capítulo final.
En el segmento de apertura llamado «un mundo de aplausos», revivimos la emoción de los Juegos Olímpicos con un video que repasa los 17 días de eventos y competencia.
«La atleta venezolana Yulimar Rojas es estrella absoluta de esa recopilación», dijo desde el estadio japonés la corresponsal de BBC Mundo en Tokio, Tamara Gil.
Unas Olimpiadas inéditas
Por Tamara Gil, enviada especial de BBC Mundo a Tokio
Los Juegos de Japón terminaron con la misma falta de emoción que les han caracterizado y un tono sobrio obligado por la pandemia, que lo ha marcado todo.
Los japoneses se esforzaron por generar ilusión y el entusiasmo de los atletas -su esfuerzo, sus victorias, sus caídas y sus grandes gestos de compañerismo- sin duda fue lo más destacado, también en los videos de recopilación que se emitieron en el evento, hechos a medida para el público que nunca hubo: el que vio la ceremonia desde sus casas.
Claramente el acto estaba pensado para todos ellos: había numerosas partes que ni siquiera sucedían en el propio estadio y el relevo de París -con una perfecta coordinación y una celebración francesa mucho más animada y cercana que la que tenía lugar en Tokio- fue un duro contraste y un recordatorio más de lo inéditas que han sido estas Olimpiadas.
Con la hospitalidad que les caracteriza, los tokiotas se despidieron con un «arigato» en letras relucientes, colocadas a ambos lados del coloso; un sentido «gracias» que sin duda también debe suponer un respiro para los huéspedes.
«Expresamos nuestra gratitud por las innumerables personas que nos brindaron su fuerza y nos ayudaron a llegar a la ceremonia de clausura», dijeron los organizadores.
Minutos después, la bandera nacional japonesa fue llevada hacia el escenario del estadio por seis abanderados.Según los organizadores, fue un momento para que los anfitriones japoneses«expresaran al mundo entero la máxima gratitud» por los profesionales de la salud que trabajaron incansablemente durante la pandemia de covid-19.
En el estadio vacío – aunque con algo más gente que otros días – sonó el himno nacional de Japón, entonado por Takarazuka Revue, una compañía de teatro musical con más de 100 años de historia.
El príncipe Fumihito, heredero al trono de Japón, se encontraba en las gradas junto a Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI).
Y dio comienzo el desfile de los atletas, encabezado por Japón por ser el país anfitrión.
A diferencia de la ceremonia inaugural de estos Juegos Olímpicos, en este evento de clausura los deportistas desfilaron sin un orden establecido.
Sin embargo, muchas naciones no estuvieron representadas por sus atletas.
Las regulaciones de Tokio hicieron que muchos competidores volaran de regreso a sus respectivos países en las 48 horas posteriores a la finalización de sus competencias para minimizar el riesgo de infección y la propagación del virus entre la población local, por eso algunas de banderas fueron portadas por voluntarios.
Los deportistas que quedaron en Tokio salieron al estadio. Algunos bailaron, otros hicieron muecas a la cámara. Fueronmomentos de alegría.
Continuó la ceremonia con luces y actuaciones.
«Cada partícula de luz se une para formar los anillos olímpicos, un símbolo atemporal de unidad mundial que reúne a millones en una celebración compartida», dijeron los organizadores.
Una de las actuaciones más llamativas fue la del grupo Tokyo Ska Paradise Orchestra, una banda japonesa de «Tokyo ska», un estilo original basado en ska jamaicano, pero con un influencia japonesa.
A continuación, sonó el Himno de la Alegría de Beethoven en el Nuevo Estadio Olímpico de Tokio, un momento emocionante. Y se izó la bandera de Grecia, país en el que nacieron los Juegos Olímpicos.
Llegó la hora de premiar a los ganadores de la final de la maratón femenina y masculina.
Las medallas se fabricaron a partir de metales preciosos reciclados de pequeños dispositivos electrónicos, la mayoría provenientes de viejos celulares donados.
A continuación, hubo un espectacular despliegue musical y visual. Japón exhibió su cultura más tradicional.
Fue el momento de rendir homenaje a los cerca de 71.000 voluntarios que ayudaron a que los Juegos se desarrollaran sin problemas.
Un video mostró bailes tradicionales que se han transmitido en Japón de norte a sur, de generación en generación.
Comenzando con una canción y un baile popular del pueblo Ainu, el video continuó con otros bailes tradicionales: Ryukyu Eisa, Nishimonai Bon Odori y Gujo Odori.Los videos mostraron festivales tradicionales y hermosos paisajes, que parecieran transportarnos en un viaje virtual por Japón.El segmento finalizó con una nueva versión de la música popular «Tokyo Ondo».
Tokyo 2020 llegó a su fin, pero el espíritu continuará en los Juegos Olímpicos de 2024.Sonó el himno olímpico y se bajó la bandera olímpica, que el gobernador de Tokio entregó al presidente del COI y, finalmente, al alcalde de la próxima ciudad anfitriona, París.Sonó el himno nacional francés. La bandera nacional francesa se izó al compás, mientras París presentó su segmento artístico.
Y mientras el estadio vacío en Tokio despidió las olimpiadas, París invitó al mundo a los próximos Juegos Olímpicos de Verano al son de una Marsellesa reorquestada.
Solo quedan… ¡1083 días!
¡Arigato Tokio… et bonne chance Paris!