Washington, 21 may (EL PAÍS).- Una rama de olivo. Motivado por la preocupación de los usuarios y los efectos económicos y logísticos adversos en las compañías estadounidenses —Huawei invirtió el año pasado 11.000 millones de dólares en la compra de componentes a empresas de EE UU—, el presidente Donald Trump ha anunciado una tregua con esta empresa al retrasar hasta el 19 de agosto el veto a que el gigante chino pueda recibir suministros estadounidenses. Huawei, por su parte, ha restado importancia al gesto, que considera irrelevante. En una entrevista concedida a los medios chinos, el fundador de la compañía, Ren Zhengfei, ha considerado que Washington «subestima» a este gigante tecnológico.
La moratoria supuso un efecto inmediato en la Bolsa de Nueva York, con los índices Dow Jones y Nasdaq en subida desde primera hora de la mañana en respuesta a ese respiro para el negocio de la firma y de de todos los proveedores estadounidenses afectados. Esa espada de Damocles sigue sobre Huawei, uno de los buques insignia de la industria china, primer fabricante de móviles y ahora gran foco de la guerra fría económica que Estados Unidos libra con el gigante asiático.
La semana pasada, el Gobierno estadounidense incluyó a Huawei, a la que acusa de representar un riesgo para la seguridad nacional debido a sus conexiones con el Gobierno chino, en una lista negra que impide a las empresas de EE UU hacer negocios con esa compañía, a menos que cuenten con una licencia. Como consecuencia, empresas como Google dejarán de suministrarle software y componentes, así que sus terminales de móvil y sus tabletas podrían dejar de tener acceso a algunos servicios de Android y a las populares aplicaciones Gmail y Google Maps. Esto no es muy grave dentro de China, donde estas aplicaciones ya están bloqueadas por la censura, pero puede disuadir a los usuarios en el resto del mundo.
Para Ren, el impacto en Huawei es asumible. Su compañía, la segunda en ventas de móviles en todo el mundo por detrás solo de Samsung, ya contaba con planes B para el caso de que se interrumpiera su cadena de suministros estadounidense. “No vamos a excluir, de golpe y a la ligera, los chips estadounidenses. Debemos crecer juntos. Pero si se producen dificultades en el suministro, tenemos planes de contingencia”. “En época de paz (antes de que estallara la guerra comercial), nos surtíamos mitad de chips estadounidenses, mitad de chips de Huawei. No se nos podrá aislar del resto del mundo”.