Una tormenta invernal de proporciones históricas azotó el estado de Kentucky, dejando un saldo de al menos 11 muertos y causando inundaciones catastróficas. Las lluvias torrenciales, que superaron los 200 mm en algunas áreas en menos de 24 horas, provocaron el desbordamiento de ríos y la inundación de numerosas comunidades.
El gobernador Andy Beshear declaró el estado de emergencia y destacó la gravedad de la situación, indicando que más de 1,000 personas han sido rescatadas hasta ahora. Las imágenes de la tragedia muestran un panorama devastador: casas sumergidas, carreteras destruidas y vehículos arrastrados por las aguas.
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Las autoridades locales han cerrado más de 340 carreteras debido a las inundaciones, y se espera que el número de víctimas aumente a medida que se continúan los rescates. El alcalde de Louisville, Craig Greenberg, informó que se han realizado más de 30 rescates en la ciudad debido a las inundaciones repentinas.
El impacto de la tormenta no se limita a Kentucky, ya que otras regiones del sureste de Estados Unidos también han sido afectadas por las lluvias intensas y los vientos Fuertes. Las autoridades están trabajando arduamente para contener las inundaciones y evacuar a los residentes más vulnerables.
El gobernador Beshear advirtió a los ciudadanos que eviten las carreteras en zonas inundadas y se mantengan alertas ante las condiciones peligrosas. A pesar de los esfuerzos de rescate, las condiciones climáticas extremas siguen representando un desafío significativo para la región.