En 1980, Freddie Mercury, el legendario cantante de Queen, decidió establecerse en una mansión en el exclusivo barrio de Kensington, en Londres. En este lugar, vivió algunos de los momentos más significativos de su vida personal y profesional. La adquisición de esta casa, conocida como Garden Lodge, fue una de las grandes inversiones de Mercury, quien, en la cúspide de su éxito, no solo dejó una huella imborrable en la música, sino también en los lugares donde eligió residir. Aquí pasó sus últimos días, hasta su fallecimiento en 1991.
La mansión, adquirida cuando Mercury ya era un ícono mundial, reflejaba tanto su éxito como su estilo personal. Kensington, uno de los barrios más codiciados de Londres, ofrecía el nivel de privacidad y lujo que el artista buscaba en su vida personal, lo que hizo que esta propiedad se convirtiera en el refugio ideal para sus momentos más íntimos y creativos.
En la actualidad, la emblemática mansión está a la venta por la impresionante cifra de 38 millones de dólares. Este valor no solo se debe a su tamaño y características arquitectónicas, sino también a su conexión directa con la historia de Queen y el impacto de Mercury en la cultura popular. Garden Lodge, como se conoce la residencia, fue el hogar del legendario cantante durante más de una década. Su venta representa una oportunidad única para los interesados en adquirir una propiedad que formó parte de la vida de una de las estrellas más grandes de la música.
La mansión se destaca por su impresionante diseño arquitectónico de estilo georgiano clásico. Construida con los detalles y proporciones que caracterizan este estilo, la casa ofrece una combinación perfecta de elegancia y funcionalidad. Garden Lodge cuenta con ocho amplias habitaciones, suelos de madera y paredes pintadas en tonos cálidos, como el amarillo, lo que crea un ambiente acogedor pero refinado.
El interior de la casa conserva muchas de las características originales que reflejan los gustos personales de Mercury, incluyendo una majestuosa chimenea que solía estar acompañada por su famoso piano de cola. Esta residencia fue diseñada para albergar tanto momentos íntimos como grandes reuniones, destacándose el amplio comedor que sirvió como escenario para las memorables veladas que el cantante compartió con otras estrellas.
El barrio proporciona también a sus residentes un alto nivel de seguridad y tranquilidad, características que Freddie Mercury valoraba enormemente, sobre todo en los últimos años de su vida. La cercanía de Garden Lodge a los servicios más exclusivos de Londres, combinada con la serenidad de sus jardines privados, hizo de esta residencia un refugio perfecto para el cantante. Hoy en día, la mansión sigue siendo un símbolo de este equilibrio entre el lujo y la discreción, dos elementos que definieron la vida personal de Mercury.