En las últimas décadas, Europa occidental ha sido vista como una región de paz y seguridad, con sociedades que gozaban de una estabilidad y bienestar envidiables. Sin embargo, este panorama cambió drásticamente en los últimos años, especialmente en países como Suecia, Dinamarca, Bélgica y los Países Bajos.
La Policía Europea (Europol) advirtió que la violencia relacionada con el mercado de drogas ha alcanzado niveles sin precedentes en varias partes del continente, con casos de asesinatos, torturas, secuestros e intimidaciones cada vez más frecuentes.
La violencia desatada por bandas criminales, especialmente aquellas involucradas en el narcotráfico, sacudió la tranquilidad de estas naciones y dejó a su paso un rastro de miedo e inseguridad. Un ejemplo claro de esta transformación es Suecia, que ahora ostenta la tasa más alta de homicidios por armas de fuego en Europa. En un giro alarmante, reveló DPA, el ejército sueco se ha visto obligado a colaborar con la policía para controlar la situación en las calles, una medida impensable hace solo unos años.
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En Dinamarca, informa AFP, la situación en la comuna de Christiania ilustra cómo la violencia invadió incluso los espacios más insospechados. Este famoso mercado de cannabis al aire libre, que por mucho tiempo fue un símbolo de tolerancia y autogestión, tuvo que cerrar debido a la toma de control por parte de violentas bandas de narcotraficantes.
En Bélgica, las fuerzas de seguridad ahora deben custodiar camiones de aduanas que transportan cocaína incautada, debido al riesgo de que los criminales intenten recuperar la droga por la fuerza. Este tipo de escenas, más propias de países con altos índices de criminalidad, se han vuelto comunes en regiones que hasta hace poco se consideraban entre las más seguras del mundo.

