Estambul, 4 feb (EL PAÍS).- Ocho efectivos de las Fuerzas Armadas de Turquía (cinco soldados y tres miembros del personal civil) murieron y otros cinco resultaron heridos la pasada noche por un bombardeo de fuerzas del régimen sirio de Bachar en el marco de la ofensiva contra fuerzas rebeldes en la provincia de Idlib. El Ministerio de Defensa turco ordenó una respuesta inmediata: la artillería pesada y los cazas turcos bombardearon 40 objetivos del Ejército regular sirio y sus milicias aliadas en las provincias de Idlib, Alepo, Hama y Latakía, causando la muerte de al menos trece efectivos y heridas a otros veinte, según estimaciones del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, si bien medios cercanos al régimen de El Asad negaron que éste hubiera sufrido bajas.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había advertido la semana pasada de que su país tomaría medidas ante el avance asadista en la provincia de Idlib, que ha provocado la huida de decenas de miles de civiles en dirección a la frontera turca. Las tropas han causado decenas de muertes de civiles y la aviación siria y rusa han bombardeado estructuras no militares como hospitales y escuelas, según denuncian oenegés presentes sobre el terreno. Ankara arguye que el régimen sirio está violando la tregua pactada por Rusia y Turquía para contener las hostilidades en esta zona, el último bastión de las fuerzas opuestas a Asad (en su mayoría facciones islamistas radicales).
En las últimas semanas, las tropas regulares sirias han capturado varias ciudades claves en la ruta de la autovía M-5 y amenazaban con tomar Saraqib, una población en la que confluyen dicha carretera y la M-4, que une Alepo con la costa mediterránea. Esto hubiera cortado la principal vía de comunicación entre las localidades en manos rebeldes.
De ahí que, en la noche del domingo, el Ejército turco enviase hasta siete convoyes -compuestos de blindados, tanques y camiones cargados con maquinaria de construcción- para reforzar las posiciones en torno a Saraqib. Además, comenzó a establecer dos puestos fortificados en la M-4 al oeste de dicha localidad. Uno de estos dos puestos, al norte del pueblo de Turnubah, fue atacado por las fuerzas sirias con «intenso» fuego de artillería «pese a que sus posiciones fueron coordinadas de antemano», explicó el Ministerio de Defensa turco en comunicado. En cambio, Rusia negó haber sido informada del movimiento de tropas turcas turcas. El Centro Ruso para la Reconciliación de las Partes Beligerantes en Siria, parte del Ministerio de Defensa, aseguró que las «tropas turcas hicieron movimientos dentro de la zona de desescalada de Idlib en la noche del 2 al 3 de febrero sin previo aviso al lado ruso», informa María R. Sahuquillo desde Moscú. El Ministerio de Defensa turco respondió desmintiendo estas declaraciones rusas y alegó que comunicó las posiciones de sus soldados a las 16:13 del domingo y, nuevamente, a las 22:27 horas.
Helicópteros del Ejército turco evacuaron a sus muertos y heridos y, poco después, comenzó la contraofensiva. «Se han identificado unos 40 objetivos, y según las primeras estimaciones se han neutralizado unos 30-35 sirios de la parte contraria. Pero no es un punto final, la operación continúa», sostuvo Erdogan en una comparecencia de prensa en la mañana del lunes antes de partir en visita oficial a Ucrania. El presidente turco explicó que sus generales se hallan en contacto directo con Rusia, principal valedor del régimen sirio y cuyas fuerzas militares también participan en la ofensiva sobre Idlib. «Les hemos dicho que ellos no son nuestro objetivo sino que lo es el régimen y que no intenten interponerse entre nosotros. Porque hemos dado mártires y es imposible que permanezcamos callados. Vamos a hacer [al régimen sirio] pagar por ello», advirtió. Más tarde, ya en Kiev, Erdogan instó a Rusia a «asumir sus obligaciones» como principal apoyo del régimen de Asad y a forzarle a cumplir la tregua.
El ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, se ha desplazado hasta la frontera turco-siria donde ha sido informado por la plana mayor de las Fuerzas Armadas de la situación sobre el terreno, mientras al menos un nuevo convoy turco de al menos veinte vehículos penetraba en Siria. Los combates entre las fuerzas rebeldes y el régimen se han recrudecido durante el día: el Observatorio Sirio contó 220 bombardeos sobre el territorio rebelde entre aquellos llevados a cabo por los cazas rusos y sirios y los barriles bomba lanzados desde helicópteros del Ejército sirio. Al menos nueve civiles, entre ellos cuatro niños, murieron en estos ataques. Otros 36 combatientes murieron en los duros enfrentamientos entre rebeldes y tropas regulares a lo largo del día, que concluyo con un importante avance del régimen hasta cortar la M-4 entre los dos puntos fortificados establecidos por Turquía.
Este endurecimiento de los combates, sumado a la tensión entre Turquía y Siria (ha sido el enfrentamiento más grave en lo que va de guerra civil), supone una peligrosa escalada de tensión en la zona. Por ello, Moscú ha iniciado algunos movimientos para calmar los ánimos entre dos países que, cada uno a su modo, son socios de Rusia.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que los militares rusos y turcos está en contacto constante” sobre la situación en Siria, y que si es necesario se puede acordar una conversación telefónica entre el presidente Vladímir Putin y Erdogan. «No ha habido una conversación a alto nivel [sobre la situación en Idlib], pero si los presidentes lo estiman necesario se puede acordar en el menor tiempo posible», ha dicho Peskov a los medios. Por su parte, la agencia rusa Interfax informó de una conversación telefónica entre los ministros de Exteriores de Turquía y Rusia en la que ambos habrían subrayado la necesidad de observar la tregua pactada a principios del mes pasado.