Italia, 14 ene (BBC).- Pero no son pocas. Son las que, cada año, miles de turistas arrojan a la Fontana di Trevi, la fuente más monumental y más inmortalizada de la capital italiana.
Una vez recuperadas del fondo, por funcionarios municipales, a donde llegan junto con los deseos de quienes las lanzan, suman alrededor de US$1,7 millones al año.
Desde hace años, esa suma se destina a una organización benéfica católica comprometida con ayudar a las personas sin hogar.
Pero ahora, la alcaldesa Virginia Raggi quiere que ese dinero se gaste en mejorar la infraestructura de la ciudad, que en algunas partes está incluso en muy mal estado.
Cáritas, la ONG católica, dice que la pérdida de ingresos afectará a los pobres.
«No habíamos pensado en este escenario«, dijo el director de Cáritas, el padre Benoni Ambarus, a Avvenire, el periódico de la conferencia de obispos italianos.
«Espero que la decisión no sea definitiva«, añadió.
El diario publicó un duro artículo sobre la medida en su edición del sábado, titulado «Dinero robado a los pobres«.
Los concejales del ayuntamiento ya han aprobado el cambio y está previsto que entre en vigor a partir de abril.
Sin embargo, muchos italianos han acudido a las redes sociales para pedir a la ciudad que reconsidere su posición, informó la agencia de noticias Ansa.
Raggi se convirtió en alcaldesa de la ciudad en 2016.
Pertenece al Movimiento 5 Estrellas, en contra de la clase política italiana y a menudo calificado de populista.
Su popularidad ha caído por no abordar los problemas de la ciudad, altamente endeudada.
En octubre, miles de manifestantes se reunieron a las afueras de la municipalidad para exigir a Raggi que solucione, entre otras cosas, temas relacionados con la recogida de basura o los baches que tiene todas las calles de la ciudad.
Millones de turistas visitan cada año la fuente de Trevi, que tiene casi 300 años de antigüedad.
La tradición de tirar monedas se hizo famosa después del éxito de la comedia romántica «Three Coins in the Fountain«, interpretada por Frank Sinatra en 1954.
El filme se tituló «La fuente del deseo» en México y Argentina y «Creemos en el amor» en España.
La fuente también apareció en la película de 1960 «La Dolce Vita«, en la que la actriz Anita Ekberg recorría sus prístinas aguas con un vestido sin tirantes.