La ciudad portuaria de Bahía Blanca, en Argentina, enfrenta una de las peores tragedias climáticas de su historia reciente. Un devastador temporal, que descargó más de 400 milímetros de lluvia en solo ocho horas, dejó un saldo de 13 personas fallecidas, más de 1.300 evacuados y dos niñas desaparecidas. Las autoridades locales y nacionales trabajan contrarreloj para atender la emergencia y buscar a las menores.
El temporal, que comenzó en la madrugada del viernes 7 de marzo, provocó el desborde de arroyos y el anegamiento de vastas zonas urbanas. Entre las víctimas fatales se encuentran personas de entre 48 y 96 años, mientras que las niñas desaparecidas, identificadas como Delfina y Pilar Hecker, de 1 y 5 años respectivamente, habrían sido arrastradas por la corriente. Equipos de rescate, incluidos buzos tácticos, continúan la búsqueda en las áreas más afectadas.
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La infraestructura de Bahía Blanca sufrió daños severos. Hospitales, como el Interzonal Dr. José Penna, se inundaron, obligando a evacuar pacientes, incluidos recién nacidos. Además, el suministro eléctrico fue suspendido en gran parte de la ciudad por seguridad, dejando a miles de hogares sin luz. Las imágenes de calles convertidas en ríos y barrios enteros aislados reflejan la magnitud del desastre.
El gobierno argentino ha movilizado recursos para enfrentar la crisis. Más de 120 efectivos del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea han sido desplegados para apoyar en las labores de rescate y evacuación. Además, se anunció una ayuda económica de 10.000 millones de pesos para reparar los daños y asistir a las familias afectadas. Sin embargo, los residentes han expresado su frustración por la demora en la respuesta inicial de las autoridades.
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Organizaciones civiles y voluntarios también han sumado esfuerzos para brindar apoyo a los damnificados. Cáritas Argentina y otras entidades han iniciado campañas de recolección de donaciones, mientras que centros de evacuación albergan a cientos de personas que perdieron sus hogares. La solidaridad de la comunidad ha sido clave en medio de la tragedia.
Este desastre ha reavivado el debate sobre el impacto del cambio climático y la necesidad de mejorar la infraestructura para enfrentar fenómenos extremos. Bahía Blanca, una ciudad de 350.000 habitantes, lucha por recuperarse mientras las autoridades y la sociedad trabajan juntas para superar esta crisis sin precedentes.