Yoav Gallant, ministro de Defensa de Israel, aterrizó ayer en Washington para abrir una negociación urgente con la administración Biden destinada a contener la ofensiva de Hezbollah desde Líbano y levantar el embargo político que impuso la Casa Blanca sobre la provisión de bombas pesadas que utiliza la aviación israelí para derrotar a Hamas en Gaza.
La relación personal y política entre Biden y Netanyahu se encuentra en un impasse por las críticas del premier israelí a la decisión del presidente de los Estados Unidos de suspender la entrega de bombas de 1.000 kilos que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) utilizan contra Hamas.
Biden considera que esas bombas multiplican la crisis humanitaria en Gaza, y sostiene que Netanyahu ejecuta un plan de batalla que afecta la credibilidad mundial de Estados Unidos e Israel, y beneficia las tácticas bélicas y mediáticas de Hamas y e Irán, que apoya todas las acciones terroristas en Medio Oriente.
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Hace unos días, Netanyahu enterró los códigos diplomáticos y cuestionó en un vídeo oficial a Biden. “Es inconcebible que en los últimos meses, la administración se ha dedicado a retener armas y municiones a Israel. Israel, el aliado más cercano de Estados Unidos, lucha por su vida contra Irán, y nuestros otros enemigos comunes”, sostuvo el primer ministro en su cuenta de X.
“Hubo una disminución dramática en el suministro de armamentos. “Durante largas semanas recurrimos a nuestros amigos estadounidenses y les solicitamos que se aceleraran los envíos. Lo hicimos una y otra vez. Recibimos todo tipo de explicaciones, pero la situación básica no cambió”, insistió el premier israelí.
Gallant tiene una posición parecida a Netanyahu respecto a la provisión de armamentos desde Estados Unidos, pero en esta coyuntura bélica su viaje a DC apunta a lograr un entendimiento político que permita superar las diferencias entre el primer ministro de Israel y Biden.
Ese objetivo se completaría con una nueva hoja de ruta para enfrentar a Hamas en Gaza, tras la ofensiva israelí en el sur de la Franja, y la necesidad de coordinar esfuerzos ante la posición agresiva que asumió Hezbollah en las últimas semanas.