La de este lunes está llamada a ser una nueva jornada de movilizaciones opositoras en Cuba, poco más de dos meses después de las mayores protestas de los últimos años en la isla. La oposición ha denunciado un aumento de la represión por parte del régimen, que incluyó en la sultima shoras el retiro de las credenciales de prensa del equipo de la agencia EFE.
La protesta estaba convocada inicialmente para el 20 de noviembre, pero los promotores, aglutinados en el movimiento Archipiélago, decidieron adelantarla cinco días después de que la díctadura castrista anunciara en los días previos a la manifestación una serie de maniobras militares.
Entre las reivindicaciones figuran la libertad para todos los presos políticos, un diálogo que permita resolver la “crisis política, económica y social” y el rechazo a la brutal represión de las protestas de julio.
Sin embargo, Archipiélago se topó con el ‘no’ del régimen. El Consejo de Administración de la Habana Vieja respondió a la solicitud con una negativa, alegando que los promotores tienen lazos con Estados Unidos y “la intención manifiesta de promover un cambio de sistema político en Cuba”, según la nota difundida por la prensa oficial.
Los convocantes, sin embargo, decidieron mantener su ‘Marcha Cívica por el Cambio’ para hacer frente al “autoritarismo”. En este sentido, llaman a la población a sumarse a las concentraciones, no solo con marchas por las calles sino también con gestos simbólicos como una cacelorada convocada a las 20.00 (hora local).
Uno de los principales promotores de las movilizaciones, el dramaturgo Yunior García, ha adelantado en sus redes sociales que este domingo marchará “en solitario” y “en silencio” hasta el malecón de La Habana, con una rosa blanca, para simbolizar el descontento social y el recrudecimiento de las medidas represivas. A quienes quieran salir el lunes, les ha pedido que antepongan su “integridad física”.
Archipiélago ha denunciado presiones a sus miembros durante estas últimas semanas, incluidas citaciones ante las oficinas de la Fiscalía en las provincias donde se ha planteado convocar la manifestación. El movimiento ha advertido de que el “rostro dictatorial” del régimen se ha traducido en interrogatorios, amenazas y “hasta expulsiones laborales”.