La popular aplicación de videos cortos, TikTok, propiedad de la empresa china ByteDance, se enfrenta a una serie de prohibiciones y restricciones en diversos países, programadas para entrar en vigor el 19 de enero de 2025. Estas medidas responden a crecientes preocupaciones sobre la seguridad nacional, la privacidad de los datos y la influencia social de la plataforma.
En Estados Unidos, el Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia ratificó por unanimidad la prohibición de TikTok, que afectará a más de 170 millones de usuarios en el país. La medida podría revertirse si ByteDance vende la aplicación a una empresa estadounidense antes de la fecha límite. El presidente electo, Donald Trump, ha expresado su intención de intervenir en el asunto una vez asuma el cargo el 20 de enero.
Además de Estados Unidos, otros 22 países han anunciado restricciones similares. Entre ellos se encuentran: Australia, Países Bajos, Polonia, Bulgaria, Hungría, Rumanía, Eslovaquia, República Checa, Eslovenia, Nepal, Bielorrusia, Pakistán, Bangladesh, Afganistán, Tayikistán, Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Vietnam, Irán, Sudán y Etiopía. Las razones detrás de estas prohibiciones varían, pero predominan las inquietudes sobre la seguridad de los datos y la influencia potencial de China a través de la aplicación.
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En Europa, países como el Reino Unido, Francia y Canadá han implementado prohibiciones parciales, restringiendo el uso de TikTok en dispositivos gubernamentales debido a riesgos de seguridad nacional. Estas medidas reflejan una tendencia creciente en la región hacia la regulación de aplicaciones de origen chino.
La situación de TikTok en India es aún más restrictiva. Desde 2020, el país impuso una prohibición total de la aplicación, citando preocupaciones de privacidad y seguridad tras tensiones geopolíticas con China. Esta acción ha llevado a los creadores de contenido indios a migrar a otras plataformas como YouTube e Instagram.
En respuesta a estas medidas, TikTok ha reiterado que no comparte datos con el gobierno chino y que almacena la información de los usuarios en servidores fuera de China. A pesar de estas afirmaciones, la desconfianza persiste entre los gobiernos occidentales, que temen posibles accesos indebidos a datos sensibles.