En un giro alarmante, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha sido acusado de secuestrar a ciudadanos extranjeros para utilizarlos como moneda de cambio en su posible salida del país. Según informes recientes, Maduro tiene retenidos a ciudadanos de Argentina, Estados Unidos, España, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay.
El régimen de Maduro enfrenta una creciente presión interna e internacional tras las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que Edmundo González Urrutia y María Corina Machado resultaron ganadores. Sin embargo, Maduro ha sido acusado de fraude electoral y teme una crisis política similar a la que enfrentó Bashar Al Assad en Siria.
Entre los secuestrados se encuentra Agustín Nahuel Gallo, un gendarme argentino que fue detenido mientras visitaba a su pareja en Venezuela. Gallo, miembro del escuadrón 27 de «Uspallata» de Mendoza, fue acusado falsamente de espionaje por el régimen de Maduro. Otros secuestrados incluyen a Fabián Buglione de Uruguay, Renzo Yasir Huamanchumo Castillo de Perú, y varios ciudadanos estadounidenses.
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Maduro busca negociar su salida de Venezuela a cambio de la liberación de estos rehenes, con la intención de obtener un salvoconducto hacia Cuba o Rusia, dos de sus principales aliados internacionales. Esta estrategia ha generado una fuerte condena por parte de la comunidad internacional y ha puesto en riesgo la seguridad de los ciudadanos extranjeros detenidos.
El canciller argentino Gerardo Werthein ha liderado esfuerzos diplomáticos para liberar a Gallo, pero su acción se ha visto obstaculizada por la falta de apoyo inmediato de Brasil, Colombia, México y las Naciones Unidas. La situación de los secuestrados sigue siendo crítica, y sus familias están desesperadas por obtener noticias sobre su paradero y estado de salud.
La decisión de Nicolás Maduro de secuestrar a ciudadanos extranjeros para negociar su salida de Venezuela refleja la gravedad de la crisis política en el país y la desesperación del régimen por mantenerse en el poder. La comunidad internacional debe actuar con urgencia para garantizar la liberación de los rehenes y evitar una escalada de la situación.

