La petrolera brasileña Petrobras tiene previsto iniciar el próximo año las perforaciones de pozos petroleros en las polémicas concesiones que se adjudicó en aguas profundas del Atlántico, frente a la desembocadura del río Amazonas, y cuya explotación es duramente criticada por grupos ecologistas.
La previsión fue divulgada este viernes en una rueda de prensa por Fernando Borges, director de Comercialización y Logística de la mayor empresa de Brasil, quien dijo que Petrobras espera recibir la respectiva licencia medioambiental a comienzos de 2022.
«La expectativa es tener la licencia ambiental a comienzos de 2022 y la previsión es que podamos iniciar una campaña de perforación de por lo menos 3 pozos exploratorios a finales de 2022», aseguró el ejecutivo.
Borges incluyó las concesiones de Petrobras frente a la desembocadura del Amazonas en un área que denominó como «margen ecuatorial» y que también incluye otras áreas vecinas en las que la empresa también tiene derechos de exploración, como la cuenca marina del estado de Maranhao y la cuenca de Barreirinhas.
Afirmó que Petrobras considera la margen ecuatorial del océano Atlántico, frente a la costa de Brasil, como un horizonte exploratorio bastante «interesante» y «prometedor», y citó los descubrimientos hechos en el área por Guayana y Surinam, en que ya han sido confirmadas reservas con hasta 10.000 millones de barriles.
Petrobras, una empresa controlada por el Estado, pero con acciones negociadas en bolsa, cuenta con 6 concesiones para explorar y explotar hidrocarburos en un área en aguas muy profundas del Atlántico a unos 120 kilómetros de litoral del estado de Amapá frente a la desembocadura del Amazonas.
Los derechos sobre esas áreas fueron adjudicados en 2013 a un consorcio conformado por el gigante energético francés Total (40 %), la británica BP Energy (30 %) y Petrobras (30 %), pero las empresas europeas, presionadas por grupos ecologistas de sus países, abandonaron el proyecto y le vendieron sus partes a la brasileña.
El grupo francés optó por salirse completamente del proyecto tras recibir críticas de la organización Greenpeace, que denunció que un arrecife de coral en la desembocadura del Amazonas corre peligro en caso de una posible fuga de petróleo por la proximidad de las perforaciones.
Diferentes grupos ecologistas han denunciado el peligro que corren los arrecifes coralinos en la región, de gran riqueza biológica y descubiertos muy recientemente, en caso de que se produzca un accidente en operaciones petroleras.
Pese a las presiones de los ecologistas, la Agencia Nacional del Petróleo (ANP, regulador) dio su aval a los proyectos y el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) avanza en el proceso para conceder la respectiva licencia ambiental.
«Petrobras tiene un buen historial en el proceso de licenciamiento desde que se implantó en Brasil. Ya tuvimos proyectos licenciados en aguas profundas en esa región, como en las cuencas de Sergipe. Desarrollamos un trabajo serio y conocemos bien las cuencas. Estamos haciendo un trabajo robusto en el estudio de impacto ambiental del proyecto», dijo Borges.
El dirigente afirmó que la empresa ya ha demostrado que tiene una rápida y eficaz capacidad de movilización para la contención de accidentes en aguas marinas, con estructuras para retirar petróleo derramado y vigilar playas.
«Nuestro trabajo ante el Ibama evoluciona bien y estamos con muchos estudio y dedicación para atender los requisitos de licencia ambientan en un área sensible y demostrar que podemos hacer una operación segura», afirmó.
En su plan estratégico para el quinquenio 2021-2025, Petrobras destina cerca de 1.000 millones en inversiones a la exploración y explotación de petróleo en la margen ecuatorial.
EFE