Bogotá / Madrid, 16 Sep (EL PAÍS).- La Audiencia Nacional acordó este lunes dejar en libertad provisional al que fuera durante siete años jefe de la inteligencia militar del gobierno de Hugo Chávez, el general Hugo Armando Carvajal, tras rechazar su extradición a EE UU por narcotráfico y blanqueo, como apoyaba la Fiscalía española. El militar mostró durante la vista su negativa a ser entregado y dijo querer colaborar con la justicia española. No obstante, el tribunal le prohíbe salir de España y le fija comparecencias quincenales, ya que la decisión puede ser recurrida.
Carvajal, apodado El Pollo, fue el jefe de la inteligencia militar de Chávez entre 2004 y 2011, y era reclamado por EE UU por su presunta vinculación al narcotráfico y al expolio de la compañía estatal Petróleos de Venezuela. El general es considerado una pieza clave en las investigaciones sobre el chavismo al haber roto con el régimen de Nicolás Maduro, que le acusó de traición, y reconocer en febrero como presidente interino a Juan Guaidó.
Tras aquello, el militar se desplazó a España en marzo, donde entró con un pasaporte venezolano falso a nombre de Adolfo José Mouriño Olsen. Fue detenido semanas después en la puerta del domicilio de su hijo en Madrid, que también utilizaba documentación falsa. Durante su reclusión en la cárcel de Estremera la misma en la que permanece el comisario jubilado José Manuel Villarejo, con quien entabló amistad manifestó su rechazo a la extradición, aunque se mostró dispuesto a colaborar con la justicia española.
Carvajal, diputado del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela en la Asamblea Nacional de su país, controlada por la oposición, aseguró tener, según fuentes policiales, «privilegiados conocimientos, en muchos casos, únicos, sobre la estructura y los engranajes del funcionamiento criminal del gobierno usurpado por Nicolás Maduro. Seguiré cooperando, a fin de impulsar la transición en Venezuela, con las autoridades y los organismos adecuados a fin de facilitar, por los cauces pertinentes, información de calidad, precisa y útil para alcanzar este objetivo, afirmó en mayo desde prisión.
El exgeneral, que apoya una transición pacífica, había solicitado a la justicia española que entendieran su situación a cambio de ofrecer información. «Con la vista puesta en el restablecimiento de la democracia en Venezuela y con la plena intención de contribuir a los altos intereses nacionales de la que considero mi segunda patria, España, deposito mi confianza en los jueces españoles, independientes y profesionales, con los que colaboraré sin reservas», insistió.
La de abril fue su segunda detención. Cuando todavía era una figura prominente del chavismo, en julio de 2014, fue encarcelado en Aruba, cuando era cónsul en esta isla, que está bajo la soberanía de Holanda, a petición de la entonces Administración de Barack Obama. El arresto tan solo duró unos días porque tenía inmunidad diplomática. Regresó a Caracas, donde Maduro lo recibió con honores de héroe.
Días antes de ser detenido en Madrid, había anunciado en las redes sociales su intención de contribuir a la caída del régimen a través del conocimiento de los resortes del Estado. «Nada hago publicando las redes de narcotráfico del alto Gobierno cuando dicha información debe estar, exclusivamente, en manos de órganos capaces de investigarlo. Nada hago publicando a los testaferros de los dirigentes del PSUV y sus activos en el extranjero cuando dicha información debe estar en manos de agencias que investiguen la legitimación de capitales en Estados Unidos, Europa, Líbano, Dubai y Hong Kong», afirmó.
El caso de Carvajal no es el único de los últimos meses. El 30 de abril, el jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), Manuel Cristopher Figuera, desertó y se sumó a la causa de Guaidó. Tras pasar unas semanas en Colombia, Figuera se fue a Estados Unidos, donde comenzó a colaborar con las autoridades y a denunciar los abusos sistemáticos del chavismo.