Caracas, 16 Sep (INFOBAE).- En el centro de Caracas, a escasos metros del Palacio de Miraflores, los maestros llegaron a la sede del Ministerio de Educación para declarar el inicio del año escolar en protesta. «Aristóbulo, ladrón, acabó la educación», gritaban en contra del ministro de Educación de Nicolás Maduro.
En la capital y otros 19 estados del país los maestros salieron de las aulas para reclamar salarios en dólares, mejoras en la infraestructura de las escuelas y rechazar que jóvenes del Plan Chamba Juvenil un programa del Gobierno asuman el rol de docentes sin formación pedagógica y universitaria.
Durante más de dos horas, aproximadamente 400 maestros gritaron consignas y alertaron la «catástrofe educativa» en Venezuela frente al Ministerio de Educación. No fueron escuchados, pero sí agredidos y reprimidos por grupos armados progubernamentales.
«Ya no más», dijo Carolina Díaz, quien sobrevive con menos de 5 dólares al mes. Ella es maestra en una escuela de Petare, el asentamiento más grande de Caracas. «Años atrás uno se entusiasmaba con el inicio del año escolar, pero ahorita no. Provoca quedarse en la casa y ponerse a llorar», lamentó. Díaz cuenta que ya no quiere ver a sus estudiantes que llegar a clases sin comer o sin útiles escolares, con la ropa sucia porque no pueden comprar jabón para lavar.
El ministro Aristóbulo Istúriz no quiso escuchar a los maestros. En el primer día de clases, hubo un ausentismo escolar de 90%, refirió Raquel Figueroa, del Movimiento de Educadores Simón Rodríguez. En una escuela ubicada en El Valle, una zona populosa del suroeste de Caracas, de 1608 alumnos apenas asistieron 60, dijo el profesor de Artes del plantel, Francisco Ñáñez.
En Venezuela, según la Encuesta de Condiciones de Vida, 28 % de los escolares no asistieron a clases en 2018 por falta de agua, 22 % por carencias de alimentos en el hogar y 13 % por fallas en los comedores de los colegios.
Figueroa también apuntó que el año escolar se inicia con 30% de maestros menos, estos huyeron del país en busca de mejores condiciones. Ahora forman parte de los más de 4 millones de migrantes venezolanos que reporta la Acnur.
Ante la indiferencia de las autoridades, los educadores se abalanzaron para romper tres piquetes de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y de la Guardia Nacional que les impedían llegar hasta la Vicepresidencia de la República. Un funcionario policial les advirtió que no serían atendidos por considerar que la movilización es política.
Mientras transcurría la protesta, la vicepresidenta de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, aseguraba en televisión nacional que más de 8 millones de niños regresaron a clase. «Venezuela seguirá su curso en paz, en tranquilidad, en educación», dijo.
Casi al unísono, los maestros fueron emboscados una cuadra antes de llegar a la Vicepresidencia por civiles armados que responden a Maduro. Estos dispararon al aire (siete detonaciones de arma de fuego) en presencia de un módulo de la Policía Nacional Bolivariana. «Nos cayeron a tiros», gritaban los maestros en reclamo a los funcionarios policiales que no actuaron para defenderlos.
Michelle Bachelet, alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha denunciado en sus informes sobre Venezuela que grupos armados progubernamentales reprimen las manifestaciones. De las 66 muertes registradas en protestas este año, 52 son atribuibles a las fuerzas de seguridad del Gobierno y a estos civiles que tienen anuencia del gobierno.
Los docentes volvieron a la sede del Ministerio de Educación donde fueron agredidos por jóvenes del Plan Chamba Juvenil, quienes intentaron dispersar la manifestación. Los maestros resistieron y entonaron el Himno Nacional, pero la PNB les pidió retirarse del lugar.
«Tenemos miedo, pero seguiremos en la calle. No nos vamos a quedar callados», dijo Rosa Bellorín, maestra de un liceo público.