Cochabamba, 27 ago (Radio Splendid).- Julia Flores Colque, la centenaria conocida como “Mamá Julia”, convocó la atención no solo de medios de comunicación del país sino del exterior. Ella cumpliría 119 años el 26 de octubre, pero sus ojos se cerraron la mañana del 24 de agosto, cerca de las 08:12 horas, tras que le diagnosticaran fibrosis pulmonar.
Tras el entierro, el alcalde de Sacaba, Humberto Sánchez, recordó algunos pasajes de la vida de mamá Julia. Comentó que era una mujer que amaba su patria. “Llevaba el estandarte de su gremio (comerciantado) durante los actos cívicos. Participaba de los desfiles”.
Recordó su cordialidad cuando solía visitarla. “Se movía porque no sabía que iba a ofrecernos de su casa”. Compartía sus alimentos e incluso su bebida favorita, la Coca Cola, esa gaseosa que ella conocía como “yana Yakitu”, que traducido al español es “agua negra”.
Policías, con uniforme de etiqueta, escoltaron el féretro de Mamá Julia. Recorrió las calles céntricas de Sacaba, donde radicó desde los 40 años, antes de su despedida en el Cementerio General de ese municipio donde fue enterrada en “homenaje póstumo”. Antes, la procesión paró en el mercado para la celebración de la eucaristía cerca del puesto que era ocupado por la ancianita, cuando se dedicaba a la venta de verduras.
Sus compañeras se despidieron. “Era una mujer fraternal y fue bastante querida”, manifestó Lucy Quiroga, una comerciante.
Julia nació en Potosí, pero antes de cumplir los 40 años tomó la decisión de dejar su tierra natal y trasladarse al valle cochabambino. Se sentía una lugareña más e incluso usaba el sombrero qhochala, ese mismo que la acompañó y recorrió las calles sobre su ataúd hasta que llegase a su última morada.
Sus familiares expresaron su dolor por la muerte de Mamá Julia. “Parece un sueño. No sé qué pasará desde ahora, puesto que la veíamos al llegar a casa, en el patio o en su habitación. Siempre estuvo atenta a nosotros y nos hará muchísima falta. Nos deja un vacío”, manifestó su sobrino nieto Guillermo López.
Rosa Lucas, su sobrina nieta, rescató que mamá Julia ahora se encuentra con Dios y destacó el legado de unidad y solidaridad que les heredó. “Nos crió en valores y nos quedamos con eso. Ella era una mujer alegre y nunca se rindió ante nada”.
Mamá Julia fue enterrada en un sector privilegiado. Cerca de ella está el sacabeño Francisco Imaca Rivera, un guerrillero de Teoponte que además fue Subprefecto y Alcalde de Sacaba.
Félix Ledezma, presidente del Concejo Municipal de Sacaba, informó que en sesión extraordinaria ayer declararon “homenaje póstumo” para Mamá Julia. Esa distinción fue entregada a los familiares.
La ancianita se caracterizaba por su amor a los animales. Pequeña y Blanca, sus cachorras, quienes la acompañaban a diario también sienten su ausencia. Ambas estuvieron bajo el féretro los días del velorio. La primera incluso dejó de comer, desde hace unos días, según contaron los familiares.
También la rondaron sus dos gatos a los que Mamá Julia llamaba como “mininos”. Su cumpleaños 118 lo celebró junto a sus nueve gatos, dos perros y tres pollos, el año anterior.
Era una mujer que amaba la música. Solía tocar su charango cuando recibía visitas en su casa de adobe, pero hace casi dos meses, el presidente Evo Morales le obsequió una nueva y cómoda vivienda.
El retrato de la mujer más longeva de Bolivia e incluso probablemente del mundo encabezó el cortejo fúnebre, ayer. La fotografía exponía su tierna sonrisa y aquellos pequeños surcos, muestra de sus emociones que dejaron huellas en su piel. Tenía el cabello blanco recogido en unas trenzas delgadas y pequeñas mientras sostenía un ramo de rosas rojas y es así como la recordarán aquellos que convivieron con ella.
Con información de Opinión