Fiscales del condado de Utah hicieron públicos fragmentos de mensajes de texto que, según afirman, muestran la confesión del sospechoso del asesinato del activista estadounidense y sus intentos de ocultar pruebas.
El acusado, identificado como T. R., de 22 años y residente de Utah, enfrenta cargos por homicidio agravado y otros seis delitos relacionados con el crimen ocurrido la semana pasada. La información fue confirmada por el fiscal Jeff Gray, quien detalló que las comunicaciones de Robinson con su compañero de habitación (con quien mantenía una “relación romántica”, de acuerdo con la fiscalía) fueron fundamentales para presentar los cargos. Robinson comparecerá ante un tribunal este martes. Aún no está claro si cuenta con representación legal.
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Según el comunicado de la fiscalía, el 10 de septiembre el compañero de cuarto recibió un mensaje de Robinson que decía: “Deja lo que estés haciendo y mira debajo de mi teclado”. Allí el compañero encontró una nota en que leía: “Tuve la oportunidad de eliminar a Charlie Kirk y la voy a aprovechar”. Las autoridades no difundieron los horarios en los que fueron enviados los mensajes.
Cuando este le preguntó si se trataba de una broma, Robinson habría respondido con varios mensaje: “Sigo bien, amor, pero estoy atrapado en Orem por un tiempo más. No tardaré en volver a casa, pero todavía debo recoger mi rifle. Para ser honesto, esperaba guardar este secreto hasta morir de viejo. Lamento involucrarte”.
Su compañero, confundido, le preguntó: “¿No eras tú el que lo hizo, verdad???”. A lo que Robinson habría contestado: “Sí fui yo, lo siento”.
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El joven acusado le explicó además que las autoridades habían detenido a “un viejo loco” e interrogado a alguien con ropa similar a la suya. En otro mensaje escribió: “Tenía planeado recoger mi rifle del punto de entrega poco después, pero la mayor parte de esa zona de la ciudad fue bloqueada”. Al ser cuestionado sobre sus razones, Robinson supuestamente respondió: “Ya estaba harto de su odio. Hay odios que no se pueden negociar”.
El documento señala que R. afirmó que, “si hubiera podido recuperar el rifle sin ser visto, no habría dejado ninguna prueba”. También dijo que “esperaba que las autoridades ya hubieran pasado página y que intentaría recuperarlo nuevamente”. El acusado también confesó haber planeado el ataque “durante un poco más de una semana”. Tras el crimen, dejó el arma (un rifle de cerrojo Mauser modelo 98) en una zona boscosa cercana a la Universidad del Valle de Utah, donde Kirk participaba en un evento.
Fuente: Infobae

