El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue sometido a una cirugía de urgencia el lunes por la noche para drenar una hemorragia intracraneal, consecuencia de una caída ocurrida en octubre. El procedimiento tuvo lugar en el Hospital Sirio-libanés de São Paulo y, según los médicos, transcurrió sin complicaciones. Actualmente, el mandatario de 79 años se encuentra estable y bajo observación en cuidados intensivos.
Lula había acudido inicialmente a un hospital en Brasilia por fuertes dolores de cabeza. Una resonancia magnética reveló la acumulación de líquido en su cráneo, lo que obligó a trasladarlo de inmediato a São Paulo. Según el boletín médico, la hemorragia era un resultado directo del accidente en el Palacio de la Alvorada, su residencia oficial, donde sufrió un golpe que requirió puntos de sutura en la nuca.
Desde su caída, Lula había cancelado algunos compromisos, incluido un viaje a Rusia para la cumbre de los BRICS, mientras los médicos evaluaban su estado de salud. Aunque retomó su agenda internacional en noviembre, participando en eventos clave como la cumbre del G20 en Río de Janeiro, la acumulación de líquido en su cabeza era un riesgo advertido previamente.
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El equipo médico que atiende al presidente, liderado por especialistas como Roberto Kalil y Ana Helena Germoglio, ha señalado que permanecerá hospitalizado durante al menos 48 horas para monitorear su evolución. Pese a la situación, el gobierno brasileño no ha considerado un alejamiento temporal de Lula de sus funciones como jefe de Estado.
“La cirugía transcurrió sin problemas y, en este momento, el presidente se encuentra bien, bajo monitoreo, en una cama de cuidados intensivos”, señaló el centro médico.
En los próximos días, se espera una actualización médica más detallada sobre el estado de salud de Lula. Mientras tanto, líderes políticos y ciudadanos de Brasil y el mundo han expresado sus buenos deseos para su pronta recuperación.