Brasil, liderado por Lula da Silva, ha decidido bloquear la entrada de Venezuela al grupo BRICS, una coalición internacional que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, enfocada en potenciar su influencia económica y política en el escenario global. Según la administración de Lula, la decisión se basa en una falta de confianza en el régimen de Nicolás Maduro, agravada por las recientes elecciones venezolanas, que han sido cuestionadas en la región.
Desde la perspectiva del asesor de Lula, Celso Amorim, Venezuela no cumple con los requisitos necesarios para aportar al grupo, ya que la situación de su economía y su contexto político generaron dudas en el bloque.
La relación entre Lula y Maduro ha sido tensa desde hace meses, en gran parte debido a la postura de Brasil de mantenerse como mediador en la crisis venezolana sin mostrar apoyo abierto a los resultados electorales de julio. Lula, en conjunto con el presidente colombiano Gustavo Petro, ha propuesto medidas para promover el diálogo, incluyendo la posibilidad de nuevas elecciones supervisadas internacionalmente, pero la falta de respuestas de Venezuela y la reticencia del Consejo Nacional Electoral (CNE) a mostrar actas de votación han complicado el proceso.
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En este contexto, Brasil sigue insistiendo en la necesidad de un cambio democrático, y la negativa a incluir a Venezuela en los BRICS parece enviar un mensaje de presión a Maduro, indicándole que sus acciones están siendo vigiladas por la comunidad internacional. Según analistas, esta es una señal de que Brasil podría distanciarse aún más del régimen venezolano, aunque sin llegar a una ruptura total de relaciones diplomáticas, dada la proximidad geográfica y los lazos económicos que mantienen.
A medida que aumentan las tensiones, Lula ha dejado claro que busca evitar una escalada en la crisis venezolana, pues teme que un colapso mayor en Venezuela provoque una oleada de migrantes hacia Brasil. Sin embargo, el plazo para que el régimen de Maduro muestre avances concretos parece estar agotándose, lo que llevaría a Brasil a considerar alternativas más estrictas, incluyendo el posible desconocimiento del próximo mandato de Maduro si no hay señales de transparencia.
La postura de Brasil frente a Venezuela marca un punto de inflexión en su diplomacia, ya que Lula intenta equilibrar sus principios de no intervención con la necesidad de preservar la estabilidad regional. La exclusión de Venezuela de los BRICS podría ser vista como una estrategia para evitar que el grupo pierda credibilidad por incluir a un país en crisis, mientras que Brasil busca mantener su rol de líder regional.
Esta medida, sin duda, también envía un mensaje a otros miembros del BRICS, destacando que Brasil no respaldará gobiernos cuya legitimidad esté en duda. Mientras tanto, Lula sigue promoviendo el diálogo, confiando en que su postura medida logrará algún tipo de resolución antes del próximo cambio de mandato en Venezuela.