A sus 37 años, Rafael Nadal anunció su retiro del tenis profesional después de marcar una época en el deporte con 22 títulos de Grand Slam. Sin embargo, su carrera estuvo signada no solo por sus victorias, sino por las constantes luchas contra los recurrentes problemas físicos. A lo largo de sus 22 temporadas, el manacorí sufrió 24 lesiones, muchas de ellas crónicas, que pusieron a prueba su perseverancia y resistencia.
Las palabras de Toni Nadal, su tío y entrenador durante gran parte de su carrera, reflejaron la magnitud de sus desafíos: “Sin tantas lesiones, Rafael sería el mejor tenista de la historia”. Toni estuvo con él hasta 2017, cuando decidió enfocarse en la academia que Nadal fundó en Manacor. El entrenador ha sido testigo de las pruebas físicas y emocionales que enfrentó el campeón español.
La carrera de Nadal comenzó con dificultades casi desde el principio. En 2005, solo dos años después de volverse profesional, el español empezó a lidiar con problemas en el pie izquierdo. La dolencia, conocida como la enfermedad de Müller-Weiss, amenazó con truncar su carrera en reiteradas oportunidades. “El principio de muchos de los males que he tenido en mi carrera deportiva”, describió Nadal sobre la final del Masters 1000 de Madrid de 2005. Durante aquel partido, se fracturó el escafoides del pie, una experiencia que lo dejó incapacitado al día siguiente. Este fue el comienzo de su larga batalla contra las lesiones.
El comunicado lo hizo a través de sus redes sociales con un video del propio tenista hablando entre lágrimas. «Hola a todos, estoy acá para comunicarlos que me retiro del tenis profesional», fueron las primeras palabras que esbozó el 22 veces campeón de torneos de Grand Slam.
«La verdad es que estos últimos dos años fueron muy difíciles. Creo que no fui capaz de jugar sin limitaciones. Claramente es una decisión muy difícil que me llevo mucho tiempo tomarla, pero en esta vida todo tiene un principio y un final«, aseguró el español, quien cierra una de las mejores carreras jamás antes vistas.