Cuando Nicolás Maduro fue proclamado ganador de las elecciones, José Ochoa empezó a alistar maletas para caminar desde Colombia hacia Estados Unidos por la selva del Darién. Como a otros migrantes, la esperanza de volver a Venezuela se le esfumó tras los comicios.
Ochoa, de 38 años, confiaba en el triunfo de la oposición el 28 de julio para volver a su natal estado de Carabobo (centro-norte), cuatro años después de salir de Venezuela huyendo de la crisis económica.
“Voy a tomar camino hacia Estados Unidos (…) no quería hacerlo pero es una dura decisión”, dijo Ochoa en Madrid, un municipio cercano a Bogotá. Allí vivía solo en una pequeña habitación. Cuando la agencia de noticias AFP lo visitó, días después de las elecciones, ya había vendido la cama y una bicicleta en la que se movilizaba hasta su trabajo en un campo de flores.Tenía preparada una mochila con ropa para afrontar el viaje de unos 15 días.
La líder opositora venezolana María Corina Machado ha alertado de una ola de migración sin precedentes si Maduro continúa en la presidencia. Después de la entrevista, la AFP perdió contacto con Ochoa.
En Brasil, Yajaira Deyanira Resplandor se sintió “derrotada” al ver el triunfo del chavismo. Estaba “triste, impotente por mi país, por la gente que se ha muerto y los que están presos”, dijo la mujer de 56 años, que trabaja en una fábrica textil y vive en una favela en Río de Janeiro.
Mientras los gobiernos de México, Colombia y Brasil intentan mediar entre Maduro y la oposición para solucionar la crisis desatada tras las elecciones, los migrantes en el sur del continente se mantienen a la expectativa.
“Estoy aquí con un ansia de que cambie todo allá y volver pronto. Quiero recobrar mi vida en Venezuela”, suplicó Alba Olivero, de 70 años, en Montevideo. En la capital uruguaya, Olivero no puede cobrar la jubilación de unos 25 dólares mensuales, pues el gobierno venezolano rompió en 2015 el convenio que regía para eso.
“En cuanto caiga el gobierno de Maduro me vuelvo para ayudar en la reconstrucción” del país, sostuvo. Quiero “vivir y morir” en Venezuela.