Este miércoles la Defensa Civil de Filipinas, informó muy temprano que el tifón Kalmaegi, mató al menos 66 personas, en su paso por estas tierras, mientras residentes comienzan a ver lo que les quedó de sus casas y negocios devastados por la inundación.
«Las ciudades grandes fueron las más golpeadas (por inundaciones), las zonas más urbanizadas«, dijo el subdirector de la Defensa Civil, Rafaelito Alejandro, a una radio local.
Precisó que 49 de las muertes ocurrieron en la isla de Cebú, la más golpeada por el tifón, y que 26 personas continúan desaparecidas.
«Todas las inundaciones han bajado. Nuestro desafío ahora es despejar los escombros que bloquean nuestras carreteras«, señaló.
Periodistas de la AFP conversaron la mañana de este miércoles con pobladores que limpiaban las calles que un día antes parecían ríos, con autos, camiones e incluso grandes contenedores que fueron arrastrados por las aguas lodosas, según videos verificados por la AFP.
«La inundación aquí fue muy severa ayer«, declaró Reynaldo Vergara, de 53 años. Agregó que todo en su pequeña tienda fue arrastrado.
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«Alrededor de las cuatro o cinco de la mañana, el agua era tan fuerte que no podías salir (…) Nada así ha pasado antes«, comentó.
En las 24 horas antes de que Kalmaegi tocara tierra, la zona alrededor de Ciudad Cebú se vio cubierta con 183 milímetros de lluvia, por encima del promedio mensual de 131 milímetros, indicó la especialista climática Charmagne Varilla.
Por su parte, la gobernadora provincial Pamela Baricuatro calificó la situación como «sin precedentes«.
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«Esperábamos vientos peligrosos, pero (…) el agua es lo que realmente está poniendo a la gente en peligro«, declaró Baricuatro a periodistas.
Científicos advierten que las tormentas se vuelven más potentes debido al cambio climático. Los océanos más cálidos hacen que los tifones se fortalezcan rápidamente, y una atmósfera más cálida retiene más humedad y provoca lluvias más intensas.

