El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su profunda molestia hacia su homólogo ruso, Vladimir Putin, debido al estancamiento en las conversaciones. Trump advirtió que, de no lograrse avances significativos, impondrá aranceles secundarios de entre el 25% y el 50% a todas las importaciones de petróleo ruso, una medida que afectaría a países que continúan comprando crudo a Rusia.
La tensión entre ambos líderes se intensificó luego de que Putin propusiera la formación de un gobierno de transición en Ucrania que desplazaría al actual presidente, Volodímir Zelenski. Esta sugerencia fue rechazada por Trump, quien consideró que tales comentarios «no van en la dirección correcta» y obstaculizan los esfuerzos para alcanzar la paz en la región.
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Además de las amenazas dirigidas a Rusia, Trump también arremetió contra Zelenski, acusándolo de intentar retirarse de un acuerdo sobre tierras raras previamente establecido entre Estados Unidos y Ucrania. El mandatario estadounidense advirtió que, de concretarse esta retirada, Ucrania enfrentaría «grandes problemas».
Las amenazas de aranceles secundarios al petróleo ruso podrían tener un impacto significativo en la economía de Moscú, especialmente si países como China e India, principales compradores de crudo ruso, se ven afectados por estas medidas. Analistas señalan que una caída en los ingresos por exportaciones de petróleo podría dificultar la capacidad de Rusia para financiar sus operaciones militares en Ucrania.
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En respuesta, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, indicó que Rusia continúa trabajando en la reconstrucción de relaciones con Washington y que Putin permanece abierto a dialogar con Trump para encontrar una solución al conflicto en Ucrania. Sin embargo, algunos observadores en Moscú expresan dudas sobre la viabilidad de las tácticas dilatorias del Kremlin en las negociaciones.
Este giro en la postura de Trump, quien anteriormente había elogiado a Putin y evitado críticas directas, refleja una creciente impaciencia y presión por parte de la administración estadounidense para lograr avances concretos en la resolución del conflicto ucraniano. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estas tensiones y sus posibles repercusiones en la geopolítica global.