En la madrugada del jueves, un terremoto de magnitud 4,4 en la escala de Richter estremeció la región de Campi Flegrei, en la periferia de Nápoles, Italia. El sismo, registrado a la 1:25 a.m. hora local, tuvo su epicentro en Pozzuoli, a solo dos kilómetros de profundidad, lo que intensificó su impacto. Este evento, considerado el más potente en las últimas cuatro décadas, desató el pánico entre los residentes y dejó daños materiales menores.
El movimiento telúrico provocó que cientos de personas abandonaran sus hogares en plena noche, buscando refugio en las calles. En Pozzuoli, los bomberos rescataron a una mujer con heridas leves tras el colapso del techo de su vivienda. En Bagnoli, escombros cayeron sobre vehículos estacionados, aunque no se reportaron víctimas graves. Las autoridades locales han habilitado centros de espera para quienes prefieren no regresar a sus casas.
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El alcalde de Pozzuoli, Luigi Manzoni, aseguró que se activaron de inmediato los protocolos de emergencia. «Estamos monitoreando todo el territorio. Aunque no hay daños graves, hemos acondicionado áreas seguras para los ciudadanos», declaró. Por su parte, la primera ministra Giorgia Meloni informó que se mantiene en contacto con las autoridades locales para coordinar las labores de respuesta.
El terremoto también afectó la infraestructura de la región. Varias escuelas permanecen cerradas mientras se evalúan posibles daños estructurales, y el tráfico ferroviario sufrió interrupciones en las líneas Nápoles-Salerno y Nápoles-Roma debido a inspecciones de seguridad. Los expertos del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) advirtieron sobre la posibilidad de réplicas en las próximas horas.
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La región de Campi Flegrei, conocida por su actividad sísmica constante debido al fenómeno del bradisismo, ha sido escenario de movimientos telúricos frecuentes. Sin embargo, este sismo destaca por su intensidad, recordando a los residentes la vulnerabilidad de vivir en una caldera volcánica activa. Las autoridades han instado a la población a mantenerse alerta y seguir las recomendaciones de Protección Civil.
Mientras tanto, los habitantes de Nápoles intentan recuperar la calma tras una noche de miedo. «Estaba durmiendo cuando sentí el golpe. Fue aterrador», relató un residente al canal Rainews. Aunque los daños han sido limitados, el evento ha dejado una huella de incertidumbre en una ciudad acostumbrada a convivir con la fuerza de la naturaleza.