Un grupo de presos del penal 19 (IK-19) de la sureña región rusa de Volgogrado se amotinaron y tomaron rehenes, según informó el departamento de prensa del Servicio Federal Penitenciario (FSIN) ruso. La agencia rusa de noticias TASS confirmó que al menos un guardia murió.
Los líderes de la revuelta son al menos tres internos que mostraron insignias del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) al grito de “Alá es Grande”.
“En la IK-19 del Servicio Penitenciario de la región de Volgogrado (prisión de alta seguridad), durante una reunión de la comisión disciplinaria, los condenados tomaron como rehenes a empleados de la institución penal”, indicó el FSIN en Telegram. Según el servicio penal, “en estos momentos se toman medidas para liberar a los rehenes”.
LEA TAMBIÉN: Migrantes cuentan su experiencia al salir de Venezuela tras las elecciones presidenciales
Por su parte, fuentes citadas por la agencia rusa TASS informaron de que “según datos preliminares al menos tres presos atacaron a los empleados de la prisión”.
El Comité de Instrucción de Rusia abrió una causa penal por “captura de rehenes”, mientras que el FSIN federal envió al lugar a un equipo para “llevar a cabo una inspección”. El IK-19 de la región de Volgogrado, con una capacidad de hasta 1.229 reclusos, se halla junto a la ciudad de Surovikino.
En junio pasado, prisioneros alineados con ISIS llevaron a cabo un asedio similar en una cárcel en la región sureña de Rostov. Entonces, las fuerzas especiales rusas lograron matar a los captores y liberar a los guardias después de un enfrentamiento. Las tensiones sobre la migración están en aumento en Rusia tras el ataque en un concierto en Moscú en marzo que mató a 145 personas, el atentado terrorista más mortífero en el país en dos décadas.
Una rama centroasiática de ISIS se atribuyó la responsabilidad del ataque y los cuatro presuntos atacantes, ahora en detención preventiva, son ciudadanos de Tayikistán. Millones de personas de Asia Central, que formaba parte de la Unión Soviética, viven en Rusia, muchos de ellos trabajando en empleos de baja calificación para enviar dinero de vuelta a sus familias.