Unas 10.000 hectáreas han sido devoradas por las llamas en el municipio cruceño de Roboré, dejando tras de sí un panorama desolador de flora y fauna calcinada. Las comunidades de San Lorenzo Nuevo, San Lorenzo Viejo y Naranjo son las más afectadas, con sus habitantes luchando por respirar entre la densa humareda y temiendo por sus hogares.
«El fuego se salió de control», lamentó Kathiuska Suárez, encargada de comunicación de la Alcaldía de Roboré, este jueves en una entrevista televisiva. «Ya no tenemos presupuesto para combatirlo», dijo, por lo que se ha declarado el municipio en desastre y se pide ayuda urgente al Gobierno departamental y al gobierno central.
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Los bomberos voluntarios y la comunidad civil se han volcado a combatir las llamas, pero la situación es crítica. «Necesitamos apoyo aéreo, víveres y recursos económicos», clamó Suárez.
La densa humareda ha provocado irritación en los ojos y problemas respiratorios en los comunarios, por lo que se ha propuesto la evacuación de niños y adultos mayores. Sin embargo, muchos se resisten a abandonar sus hogares, decididos a ayudar a sofocar las llamas. Se les ha dotado de barbijos, colirios y toallas para mitigar los efectos del humo.

