Por primera vez, Irán llevó a cabo un ataque contra Israel directamente desde su territorio.
Fue un acto que se consideró crucial para que la Guardia Revolucionaria de la República Islámica de Irán mantuviera su credibilidad entre sus aliados en la región y sus simpatizantes internos. Su objetivo era demostrar la voluntad de Irán y la capacidad de sus misiles y drones.
La Guardia Revolucionaria se creó hace 45 años para defender el sistema islámico del país y servir de contrapeso a las fuerzas armadas normales. Desde entonces se ha convertido en una importante fuerza militar, política y económica en Irán y en la región.
Tras el ataque de la noche del sábado, muchos simpatizantes de la República Islámica de Irán salieron a las calles de Teherán para celebrarlo portando símbolos palestinos.
Estados Unidos hizo todo lo posible para ayudar a Israel a interceptar con éxito los drones y misiles de Irán en una operación que tuvo un coste de unos 1.200 millones de dólares pagados de forma mayoritaria por las autoridades estadounidenses, según medios locales. Ahora, el presidente Joe Biden está presionando a los líderes de Israel para evitar una escalada aún más destructiva que pueda conducir a una guerra total en la región.
El inquilino de la Casa Blanca ha transmitido al Gobierno a Benjamin Netanyahu que debe aprovechar esta victoria y salir adelante. Sin embargo, en el gabinete hebreo se plantea la posibilidad de responder militarmente a Teherán. Algunos ministros habrían planteado incluso una represalia lo antes posible.
En paralelo, Biden ha logrado en las últimas horas que el Congreso de EEUU apruebe un paquete de ayuda económica para Israel valorado en 14.000 millones de dólares, que ha sido bloqueado hasta ahora por los republicanos.
Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU ha instado a las dos partes a moderar su respuesta y ha asegurado que teme un «conflicto devastador a gran escala». En el mismo organismo, Israel ha exigido nuevas sanciones contra Irán. Dentro de Israel, los colegios siguen cerrados y las autoridades han prohibido las reuniones masivas. En el vecino Líbano, el grupo chií Hizbulá ha elogiado el ataque de Irán contra Israel y lo ha definido como «valiente».