Santiago de Chile, 31 Oct (BBC).- Después de casi dos semanas del estallido social que sumió al país en la mayor crisis política y social desde su retorno a la democracia en 1990, el presidente Sebastián Piñera anunció que el país no será el anfitrión de estas importantes citas internacionales.
La decisión fue tomada por «las difíciles circunstancias que ha vivido nuestro país y que hemos vivido todos los chilenos durante las últimas semanas», dijo el mandatario este miércoles, agregando que la primera prioridad es «restablecer plenamente el orden público y la paz social».
Los dos eventos, a los que estaban invitados mandatarios de las mayores potencias mundiales y que estaban previstas para noviembre (APEC) y diciembre (COP25), fueron cancelados en medio de masivas protestas.
Las movilizaciones comenzaron por el aumento de la tarifa del metro de Santiago pero hoy están motivadas por el descontento que provoca la profunda desigualdad económica y social del país, según reclaman los manifestantes, quienes denuncian haber sido excluidos del desarrollo que ha experimentado Chile en las últimas tres décadas.
Los manifestantes tienen una larga lista de demandas sociales, incluyendo una reforma profunda del sistema privado de pensiones.
Las protestas, que han dejado al menos 20 muertos y cientos de heridos, siguen ocurriendo diariamente en las principales ciudades del país, al tiempo que grupos saquean y prenden fuego a centros comerciales o medios de transporte.
Piñera anunció una agenda de reformas sociales y un cambio de varios ministros del gobierno, entre ellos de las carteras de Interior o Hacienda, entre otras concesiones para frenar la crisis, si bien sus medidas no lograron frenar las protestas.
«Un duro golpe a la imagen»
«Esto es un duro golpe a la imagen y la política exterior de Chile», señala a BBC Mundo Heraldo Muñoz, ex canciller chileno durante el gobierno de Michelle Bachelet.
«Es lamentable. El gobierno no ha sido capaz de restablecer la paz social, ni responder a las demandas sociales».
Muñoz considera que habrá un impacto negativo en el corto plazo, pero a futuro, dice, Chile recuperará su posición en el escenario internacional.
En esa línea también se muestra Osvaldo Rosales, quien fue director general de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, ex director de la División de Comercio Internacional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y actual consultor económico internacional.
«Esto es muy doloroso -subraya-, pero más vale que el mundo tenga una imagen más certera y más transparente de lo que es realmente Chile».
Chile tenía una imagen internacional de estabilidad económica, «pero ahora pierde espacios ganados en materia internacional», apunta.
Y como ahora el país «tendrá que dedicarse a sus desafíos domésticos, se reduce el espacio para una política exterior más activa».
«Chile no era un oasis como decía el presidente Piñera. Era también un centro de altísima desigualdad».
Golpe económico
En opinión de Rosales y otros expertos, la cancelación de las dos citas internacionales va a afectar severamente al comercio, al turismo, a la hotelería y a una gran cantidad de medianos y pequeños emprendedores, que estaban planeando negocios para aprovechar la oportunidad.
A la cumbre chilena de la COP25, considerada la mayor conferencia planetaria para enfrentar el cambio climático, estaba previsto que asistieran además de jefes de Estado cerca de 25.000 personas, en un evento con un costo aproximado de organización de US$62 millones (de los cuales US$35 millones provenían directamente de las arcas fiscales).
Los chilenos volvieron a salir a las calles esta semana con marchas multitudinarias.
Efectos económicos de la crisis
Tras la cancelación de los eventos, la moneda y la bolsa chilena registraron bajas.
Y en el exterior, los mercados siguen atentamente lo que ha estado ocurriendo en Chile, un fenómeno que ha pillado a muchos por sorpresa, dada la imagen de estabilidad económica y política que el país tenía como carta de presentación.
Como aún no están claros los efectos económicos de la crisis que vive el país, inversores y analistas financieros evalúan la situación con cautela.
Los mercados siguen con atención la evolución de los sucesos en Chile.
«Los efectos directos van a derivar de las interrupciones en la actividad de los negocios», le dijo a BBC Mundo Quinn Markwith, analista de la consultora británica Capital Económica, con sede central en Londres, especialmente en el comercio minorista.
El otro aspecto a tener en cuenta, explica, es la evolución de las decisiones que tomen los sindicatos mineros en apoyo a las protestas.
Pero «en el mediano plazo, los efectos económicos deberían compensarse con un relajamiento de la política fiscal y la política monetaria», apunta Markwith.