Islas Marshall 19 Jul ( BBC).- Tony de Brum tenía 9 años en 1954 cuando pescaba con su abuelo en las Islas Marshall, un archipiélago de más de mil islas en el Pacífico, a medio camino entre Hawái y Australia.
A unos 200km de donde estaba su bote, Estados Unidos hizo explotar una bomba de hidrógeno 1.000 veces más potente que la de Hiroshima.
«Varias islas se vaporizaron. Muchas personas murieron, sufrieron defectos de nacimiento y batallan el cáncer como resultado de la contaminación», afirmó De Brum en un testimonio en 2016.
La explosión a que se refería De Brum tuvo lugar en el atolón Bikini y es conocida como Castle Bravo. Fue la mayor de las 67 explosiones realizadas por Estados Unidos en las Islas Marshall entre 1946 y 1958 para medir el poder de las armas nucleares.
Seis décadas después de las detonaciones, su legado tóxico sigue presente en el archipiélago de cerca de 70.000 habitantes.
Tres nuevos estudios de la Universidad de Columbia en Estados Unidos constataron que los niveles de radiación en algunos puntos de las Islas Marshall siguen siendo más altos que en Chernóbil y Fukushima.
La radiación en algunos sitios es tan alta, que de acuerdo a la Universidad de Columbia será imposible durante mucho tiempo el regreso de los pobladores locales a sus hogares ancestrales.