Tegucigalpa, 30 abril (EL PAÍS).- La capital de Honduras, Tegucigalpa, vivió este lunes una jornada de fuertes enfrentamientos entre policías y manifestantes durante las protestas contra las reformas educativa y sanitaria promovidas por el presidente Juan Orlando Hernández. Hay decenas de heridos, seis detenidos, numerosos destrozos materiales y al menos cuatro edificios incendiados, uno de ellos la alcaldía municipal.
El centro de la ciudad se convirtió este lunes en una batalla campal. Las fuerzas antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos y agua a presión para impedir el avance de la protesta contra las políticas del presidente. Mientras, manifestantes encapuchados han lanzando piedras, palos y cócteles molotov y han incendiado tres edificios públicos y una farmacia cercana. En al menos uno de ellos había personas trabajando y en todos ellos el fuego ya ha sido controlado, según han informado las autoridades.
Entre los lesionados hay uno de gravedad, que tiene una herida en el pecho que podría ser de bala, según ha informado la prensa local. La policía ha reiterado que los agentes únicamente llevan escudos, bastones de madera y bombas lacrimógenas. Además, se han producido numerosos destrozos en comercios de la zona y el suelo de la ciudad ha aparecido repleto de piedras.
Las protestas ocurrieron durante la huelga en escuelas públicas y en los servicios de consulta externa en los hospitales convocadas por los manifestantes desde el pasado viernes. Las movilizaciones tratan de frenar la reforma del sistema educativo y sanitario aprobada la semana pasada en el Parlamento. Este lunes estaba previsto su ratificación por la Cámara, pero los enfrentamientos en el centro de la capital han obligado a su suspensión.
Los manifestantes, que gritaban lemas como «la dictadura va a caer», defendían el «derecho de los hondureños a la educación y a la salud pública», aseguró uno de los dirigentes, Daniel Esponda a la Agencia Efe. Por su parte, la presidenta del Colegio Médico Hondureño dijo que están exigiendo derogar todo el decreto, no uno o dos artículos, y que eso «no es negociable».