Génova, 29 abril (EL PAÍS).- El secretario general del PP, Teodoro García Egea, aseguró que este martes en la reunión del Comité Ejecutivo harán «autocrítica», pero de momento culpa a Vox y a Cs por existir y a sus votantes por preferirles, es decir, descarga en la fragmentación del voto la responsabilidad por sus escuálidos 66 escaños. Aznar, que pidió una renovación urgente cuando el PP cayó a 123, habla de «canibalización» en la derecha. El PP tendrá que apretarse el cinturón al perder subvenciones por escaños. Y el sector crítico, apartado por Casado, quiere cambios, pero descarta una guerra interna por la proximidad del las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo.
«Hay que leer Manual de resistencia». Lo decía este lunes, medio en broma medio en serio, un alto cargo del PP para explicar que Pablo Casado podía, como Pedro Sánchez, terminar en La Moncloa después de haber bajado a los infiernos y haber cosechado los peores resultados de la historia del partido, que en el caso del líder socialista fueron 84 diputados, y en el del popular, 66.
El PP cierra filas con su presidente después de la debacle electoral. Tras una mañana de dudas, en las que no sabían si comparecer o no ante la prensa, finalmente, Teodoro García Egea, secretario general, ofreció una rueda de prensa que incluía un mensaje también para los habitantes de Génova: el presidente del partido se queda. «Durante los próximos cuatro años, el líder de la oposición se llama Pablo Casado», aclaró, a solo 200.000 votos de la tercera fuerza, Ciudadanos. «Este proyecto es a largo plazo. Necesita el tiempo que todo el mundo ha tenido», añadió, aludiendo a que sus antecesores en el cargo habían ganado a la tercera.
García Egea emplazó «la autocrítica» para este martes, cuando se reúne el Comité Ejecutivo Nacional, y descargó, como Casado el día anterior y José María Aznar esa misma mañana toda la responsabilidad en la división del voto del centro derecha. “Es evidente que esa fragmentación iba a darle cuatro años más a Sánchez. Nosotros ofrecimos pactos preelectorales, porque los postelectorales ya vemos para qué sirven. Hoy puede haber alegría en algunas sedes, pero sin duda hay tristeza en toda España. Ir divididos a las urnas ha generado el resultado que todos estamos viendo”.
En cuanto a las provincias en las que García Egea señalaba que habían estado a punto de conseguir un diputado, los datos muestran que el escaño es mucho más caro para Vox que para los populares: 111.549 le cuesta al partido de Abascal y 66.000 al de Casado.
La cúpula popular rechaza que el giro a la derecha del nuevo líder y su estrategia de centrarse en recuperar al votante de Vox —lo que implicaba acercarse a su discurso— les haya hecho perder el centro. «El PP siempre ha representado el centro político y lo va a seguir haciendo. En Andalucía nos hemos situado en la centralidad», afirmó el secretario general.
Pese a que una semana antes de las elecciones, desafiando a todas las encuestas, Casado hablaba de «remontada» y se creía capaz incluso de ser la primera fuerza política, fuentes de la cúpula del PP manifestaban este lunes, tras la debacle, que «podía haber sido mucho peor», porque cuando fueron desalojados de La Moncloa por la moción de censura, «Ciudadanos estaba a punto del sorpasso» —se ha quedado a nueve diputados de distancia—.