Caracas, 28 feb (infobae).- Tres hombres son clave en esta operación: Simón Zerpa Delgado, Tareck El Aissami y Samark López. Los tres pasaron horas en Turquía. Los tres están íntimamente comprometidos entre sí y con la dictadura que comanda Nicolás Maduro.
El primero, Zerpa Delgado, es el ministro de Economía de Venezuela. El Aissami fue vicepresidente, es hombre fuerte del gabinete económico y el nexo con Hezbollah. López es un poderoso empresario de vínculos con el régimen y a quien sindican como el testaferro del segundo de la lista.
El trío fue el encargado de concretar la operación por la cual el régimen venezolano concretó la fuga de 8 toneladas de oro de sus reservas del Banco Central. Lo hicieron en Turquía, desde donde vendieron los lingotes en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. En ese país árabe los metales preciosos están exentos en un 100 por ciento de impuestos. Tampoco se preocupan por el origen.
Los dólares que consiguieron fueron colocados en fideicomisos para poder cancelar operaciones para insumos para el país y personales. Ni Zerpa, ni El Aissami ni López dejarán pasar la oportunidad para su beneficio.
Las divisas obtenidas de la operación se colocan en trust de garantía privadas para luego de esta manera poder hacer contratos entre compañías y particulares. De esta forma pueden saltar las sanciones impuestas por los Estados Unidos.
La ruta del oro es muy difícil de rastrear, lo que facilita transacciones ilícitas. Y a pesar de que en la mayoría de los casos los lingotes tienen algún tipo de sello o impresión distintiva, al llegar a los Emiratos Árabes Unidos son fundidos nuevamente y vueltos a bautizar. Esta vez el surco dibujado sobre el brillo del oro dirá «EAU».
Medio Oriente cuenta con plantas dedicadas a fundir este material. Son conocidas por ser las más grandes del mundo. Dubai es uno de los mayores tenedores y productores de oro del mundo. Llamativo: ninguna mina es explotada en su desierto. Sin embargo, las excéntricas ferias con joyas de este mineral son un destino obligado al recorrer la ciudad.
En enero la empresa Noor Capital, en Abu Dabi, reconoció haber comprado tres toneladas de oro al régimen chavista. Al estallar el escándalo informó públicamente que no continuaría con las transacciones hasta tanto no se normalizara la situación en el país latinoamericano.
El plan de Venezuela era vender 29 toneladas de oro a los Emiratos Árabes Unidos en febrero para proporcionar liquidez a las importaciones de productos básicos, de acuerdo a la agencia Reuters.
Con la excusa de saltar las sanciones, los tres enviados de Maduro también consiguieron su propio beneficio. Acorralados por los Estados Unidos y sin posibilidad de movimiento en sus países, bancarizan su dinero ilícito, también guardado en oro. En muchos casos, el dinero de la corrupción venezolana se transformó en lingotes.
La producción minera en Venezuela está en decadencia desde hace seis años sin producir un solo gramo. Sólo operan las grandes corporaciones chinas que tienen contratos muy beneficiosos. Todos los metales extraídos son enviados de inmediato a Beijing. Ni un solo lingote queda en tierra caribeña.
«La mayoría del oro de Venezuela no es producto de la explotación de las minas que no funcionan hace mas de 6 años y mucho menos en esa cantidad, sino es producto de que tanto la droga y de cómo la corrupción se aseguraba en lingotes desde hace años», cuenta a Infobae un funcionario del Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas de aquel país.